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lunes, 9 de julio de 2012

Cabeza Adelantada



Mantener la posición de la cabeza por delante del resto de nuestro cuerpo hace que la postura en general adopte una serie de compensaciones para que el peso de nuestro cuerpo sea soportado por las piernas y los pies. Generalmente las personas que tienen este patrón tienden a sufrir dolores en el cuello y en la parte superior y media de la espalda, ya que los músculos que se encuentran en la nuca deben realizar un esfuerzo mayor para soportar la cabeza que tiende a caer constantemente por delante del centro de gravedad, por el contrario, si la cabeza se encuentra alineada con el resto del cuerpo estos músculos no tienen que hacer este esfuerzo extra que conlleva a la generación de dolores. “Así una postura con la cabeza hacia adelante (protracción), coloca un stress excesivo en todos los tejidos de la columna cervical. 

La cabeza que pesa cerca de 4.5 kg, tiene un peso cercano a 13.5 kg cuando se mantiene cerca de 7.5 cm por delante del centro de gravedad. Tal postura no fisiológica aplica demandas excesivas sobre los músculos encargados de mantener la columna erguida”1. Se favorece así la generación de cambios de tipo artrósico (como la aparición de osteófitos), alteraciones de tipo degenerativo que resultan reseñados en los estudios imagenológicos de pacientes aquejados de dolores en el cuello y parte superior de la espalda, generadas por tensión muscular y compresión de los discos que se interponen entre las vertebras.
La posición que se adopta con la cabeza hacia adelante es acompañada de la rotación interna de una de las articulaciones que conforman el hombro (articulación glenohumeral) y de una compensación a nivel de los omóplatos (huesos que sobresalen a ambos lados en la parte superior de la espalda). Así, la protracción de la cabeza puede originar además de los problemas ya comentados a nivel cervical, alteraciones y dolores a nivel del hombro y sensación de adormecimiento u hormigueo en brazos y manos. A nivel de la columna vertebral de estos pacientes observamos un aumento de la llamada cifosis torácica, es decir, una curva mayor de concavidad hacia adelante, lo cual se traduce en conjunto con el aspecto clínico denominado hombros redondeados. “La postura cefálica hacia adelante acompañada de rotación cefálica e interna de la articulación glenohumeral, contribuye a generar en el hombro: tendinitis, impactación y síndromes de compresión neurovascular”.



Para que el peso de la parte superior del cuerpo sea soportado por nuestros pies, la porción inferior de la columna vertebral adopta otra curvatura cuya concavidad se dirige hacia atrás, es la llamada lordosis lumbar. Esta segunda curvatura aparece en el niño cuando empieza a caminar y se acentúa cuando las personas dirigen el peso de su cuerpo por delante del centro de gravedad, como un mecanismo de compensación a nivel pélvico para proyectar el peso del cuerpo hacia los miembros inferiores, esto conduce a una sobrecarga de los músculos paravertebrales y en consecuencia aparece el  dolor en la región lumbar.
Los cambios descritos continúan hacia los miembros inferiores, pasan a sufrir las rodillas puesto que tienen tendencia a curvarse hacia atrás (genu recurvatum), por lo que se hacen susceptibles de lesionarse fácilmente. Además, hay tendencia a lesiones tales como luxaciones, y los tobillos se hacen lábiles a esguinces puesto que el ángulo formado por la unión del pie con la pantorrilla está aumentado(ángulo tibiotarsiano) en vez de ser un ángulo de 90º este se abre a más de 100º .





Tener la cabeza en protracción o adelantada también ocasiona cambios a nivel de los dientes, ya que al aumentar el tono de los músculos suboccipitales (los que están en la nuca) como resultado de la posición anómala, también aumenta el tono de los llamados músculos elevadores de la mandíbula, especialmente los que conforman las mejillas y los que se encuentran a cada lado de la sienes. Al aumentar el contacto de los dientes posteriores se produce un círculo vicioso en el cual se mantienen las contracturas musculares. Por otro lado cuando el hueso occipital (ubicado en la parte posterior de la cabeza) se traslada anteriormente, la mandíbula acompaña este movimiento para mantener el engranaje dentario, originando un incremento de los contactos en el sector anterior (contacto de los dientes delanteros), lo cual con frecuencia resulta ser el origen de múltiples fracturas ocurridas en las restauraciones (resina y coronas de porcelana) que se realizan en dicha zona, y también de cambios de posición a nivel incisivos superiores, estos últimos son observados por los mismos pacientes que refieren la aparición de espacios entre los dientes que antes no presentaban y/o dientes que se empiezan a observar en una posición más adelantada que los contiguos.


Después de una manipulación de las vertebras cervicales, conjuntamente con el estiramiento analítico de grupos musculares de trabajo sinérgico tanto en cuello como en boca (llevadas a cabo con las técnicas utilizadas dentro del campo de la Osteopatía), y la instalación de un tipo de aparato de Ortopedia Funcional de los Maxilares, se puede evidenciar una estabilización de la posición de la cabeza, alineándola casi de forma inmediata con el eje de gravedad y el resto del cuerpo, por lo cual es un excelente medio terapéutico para los molestos dolores de cuello, acompañado por el tratamiento osteopático conducente a devolver el equilibrio global del cuerpo. Muchas veces, la protracción de la cabeza acompaña a un patrón de mordida Clase II (el cual aparece descrito en el artículo Mordida Dañina), se hace pertinente en estos casos modificar la oclusión para evitar que reaparezca la inestabilidad de la cabeza y su posterior ubicación adelantada. La protracción de cabeza también se aprecia en pacientes que han sido o son respiradores bucales y en aquellos diagnosticados con el Síndrome de Hiperlaxitud Articular.


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